Perlé divisa molino de viento en el Este germano
Jueves, 29 de Septiembre de 2016.
«En esto, se cerró más la noche, y comenzaron a discurrir muchas luces por el bosque, bien así como discurren por el cielo las exhalaciones secas de la tierra, que parecen a nuestra vista estrellas que corren.”
(Cap.XXXIV, 2ª parte de “El Quijote”)
Curioso y muy simpático tu anfitrión en Finsterwalde, Gerd. El trabaja en una fábrica y su esposa lo hace en una panadería. Su hija es triatleta y ha formado parte de la selección alemana de este deporte en varias competiciones nacionales e internacionales.
Cuando llegaste a su casa ya de noche, tras la ducha de rigor, viste el partido del Atlético de Madrid contra el Bayern de Munich. ¡Qué alegría te produjo ver ganar al equipo español frente al alemán! Y es que cuando uno está fuera de su tierra, el arraigo a la misma le hace disfrutar de todo lo que huele a propio.
¡¡Y eso que tú no eres del Atlético de Madrid!!
Abandonas Finsterwalde, una ciudad (casi 20000 habitantes) donde destaca su iglesia gótica (construida el año 1581), un castillo que rememora su pasado sajón (siglo XVII) y su momento prusiano (siglo XIX), y económicamente con una intensa actividad en las fábricas de paño, cigarros y de maquinaria de construcción; destacan también sus industrias siderometalúrgicas y un conjunto de molinos y aserraderos al margen del río Schackebach.
La primera localidad por la que pasas de soslayo es Dübrichen para dirigirte a unos kilómetros hacia Berga (también en Barcelona existe otra localidad con este nombre). La triste historia de este lugar nos recuerda la existencia de un campo de concentracio?n en su término, dependiente del gran centro del holocausto que fue Buchenwald y al que mandaban a los presos no judi?os.
Continúas por la región de la Turingia alemana atravesando las pequeñas localidades de Rinow, Herbersdorf y Hohenseefeld.
Llegas, totalmente exhausto, a tu destino de hoy Freibad Wahlsdorf. En esta pequeña localidad que no llega a los 200 habitantes te espera Guido tu anfitrión de hoy, un “joven con rastas” que abandonó junto con su mujer la gran ciudad de Berlín para comprarse una granja e iniciar una vida más tranquila por estos terrenos.
Hoy tu ruta te ha llevado por unos parajes extraños, rodeado de bosques en el horizonte pero pasando por un terreno casi desértico y muy duro. Hasta el río Elba parece haberse esfumando de la noche a la mañana. Al término de la etapa describes que han sido algo más de sesenta kilómetros pero muy exigentes. Sin duda además de lo físico está lo mental, el rodar por parajes idílicos donde te vas saciando de una belleza natural inconmensurable ayuda al trabajo del pedaleo constante, pero cuando el entorno se vuelve arisco parece que las fuerzas hasta flaquean.
Y así terminas en Freibad, una pequeña aldea dependiente de Wahlendorf, en el distrito de Brandenburg. Su origen data del siglo XIII y, cosa curiosa, del siglo XVIII conserva un molino de viento. ¡Ay, perlé herenciano, qué recuerdos de tu tierra ver ese molino enhiesto en la lejana Alemania del Este!
En el siglo XIX pasó a pertenecer a Prusia, y en aquella época ya existía una fábrica de cerveza y una destilería en el lugar. Atesora también una interesante iglesia del siglo XIII con su torre de 1887.
Fin de la etapa de hoy, mañana aproximándote a Berlín y terminando el mes de Septiembre.
Descansa compañero y te hago llegar ese ánimo anónimo de cuantos contactan conmigo para interesarse por el desarrollo de tu aventura.
Por Ángel Martín-Fontecha Guijarro
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