“-Habla con respeto, Sancho, de las cosas de mi señora -dijo don Quijote-, y tengamos la fiesta en paz, y no arrojemos la soga tras el caldero.”
(Cap. IX, 2ª parte de “El Quijote”)
Empiezas el día con una interesante conversación con tu anfitrión Bernhard, donde conoces más detalles de un país tan particular como Suiza. Con cuatro idiomas oficiales en su territorio, sin salida al mar, uno de los pocos países de la Europa Occidental que no ha sido colonialista, totalmente neutral en las guerras mundiales, con una forma de gobierno muy particular…
Y es que Suiza evoca un buen cúmulo de tópicos: chocolates irresistibles, relojes, Heidi y yodle (canto tradicional tirolés), banqueros carentes de sentido del humor, burocracias internacionales y una personalidad nacional ordenada y meticulosa. Pero la realidad también habla de un país con numerosos premios Nobel.
Pese a su neutralidad, la fusión de ingredientes alemanes, franceses e italianos ha formado una robusta cultura nacional. Así lo resumió Goethe cuando resumió a este país como una combinación de «monumentalidad y orden perfecto».
Inicias tu ruta y atraviesas en los primeros kilómetros pequeñas localidad (de unos cientos de habitantes) como Rüfenacht, Worb, Richigen, Grosshöchstetten o Zäziwil. Como vemos la toponimia de estos lugares ya deja clara la presencia del alemán en la vida social de esta parte del país suizo.
La primera población de más envergadura en tu trayecto es Langnau im Emmental, con más de 9000 habitantes, con el que acabas tu devenir por el cantón de Berna para introducirte por Schüpfheim en el cantón de Lucerna.
Prosigues por Entlebuch y ante tu vista se abre la preciosidad de un paisaje definido como la biosfera de Entlebuch que constituye una reserva natural a los pies de los Alpes suizos que incluye un gran valle de 395 km² del río Pequeño. Desde 2001, la región se convirtió, después del Parque nacional Suizo, en la segunda reserva de la biosfera de la UNESCO en Suiza.
Pasada esta reserve natural la localidad de Malters te abre las puertas de tu destino de hoy: Lucerna.
La ciudad de Lucerna se levanta a orillas del lago de los Cuatro Cantones y cerca de los montes Pilatus y Rigi de los Alpes suizos. Lucerna es considerada la ciudad más turística de Suiza.
El nombre latino “Luciaria” aparece por primera vez en los registros históricos en el año 840. En 1290 Lucerna era una ciudad de talla importante y autosuficiente con aproximadamente 3000 habitantes. En 1419 la ciudad fue la primera, en la Confederación Suiza, en llevar a cabo un juicio por brujería contra un hombre.
La ciudad cuenta con una oferta cultural variada que hacen de ella el centro cultural de la región de Suiza central. En ella se celebra el Carnaval de Lucerna, el segundo carnaval más grande de Suiza tras el de Basilea.
Lucerna cuenta además con varios museos, el más conocido es el Museo Suizo de Transporte. Otros museos son: el Museo de Arte, el Jardín Glaciar y el Museo de historia natural.
Quizá uno de los puntos turísticos de toda Suiza sea la Vista del Puente de la Capilla de Lucerna que es el puente de madera más viejo de Europa y el segundo más largo con 204,70 metros. Fue construido en el año 1365 y conecta la ciudad vieja con la ciudad nueva, cruzando el río Reuss. En el centro del puente se halla la Torre del Agua, uno de los símbolos de la ciudad. Se trata de una torre octogonal de piedra de unos treinta metros de altura, de final de la Edad Media.
También destaca el monumental león moribundo de Lucerna, una escultura labrada entre 1819 y 1821 por el escultor danés Bertel Thorvaldsen sobre una pared de roca para conmemorar la muerte en 1792 de unos 700 mercenarios de la Guardia Suiza durante la Revolución francesa cuando defendían el asalto de los revolucionarios al Palacio de las Tullerías en París.
Y llegas a tu merecido descanso de hoy. Aquí preparando el Carnaval de Verano de tu pueblo, Herencia; y por supuesto en la memoria de todos.
Amigo Elías, Como licencia despido este crédito con un “courage und nicht aufgeben”.
Un abrazo.
Por Ángel Martín-Fontecha Guijarro
Dejar un comentario