Perlé en la India
Miércoles, 13 Septiembre de 2017
Viernes, 15 de Septiembre de 2017
Jueves, 21 de Septiembre de 2017
“Ni me dejo forzar,
ni me defiendo;
darme quiero a entender sin decir nada:
entiéndame quien puede;
yo me entiendo”.
“El perro del hortelano” Lope de Vega
Te dejamos caballero Elías a mediados del presente mes de Septiembre en el norte de Kirguistán a la espera de tu vuelo hacia la India del 15 de Septiembre.
Mientras esperas esta fecha, puerta de un nuevo periodo en tu aventura, profundizas en tu relación con la población kirguí:
“Mis nuevos amigos en Kyrgizistan, viejas señoras y hombres de campo, que se encaraman para ver quién está cruzando su pueblo, como en el farwest. Les gustaba porque yo llevaba el mismo sombrero que ellos. A los viejos les encanta ser escuchados, en cada país. Y lo mejor es que mantienen mucho conocimiento, mucha experiencia, mucha sabiduría”.
Y la música como testigo de una de las últimas noches en el país.
“Una de las mejores noches en Kirguistán, el día que dejé Son Kul (a 3000 metros de altura) no podía pedalear más de 50 kilómetros porque la carretera era terrible. Estaba oscureciendo, así que estaba buscando un lugar donde poner mi tienda de acampada cuando algunos lugareños vinieron a mí y me aconsejaron que no acamparan alrededor de esa zona porque el lobo sigue presente en esas montañas. Así que me invitaron a quedarse en su casa. Cuando llegué a la casa de madera, a pocos kilómetros en mitad de la montaña, me encontré con una familia adorable que parecía me estaban esperando desde hace tiempo. La madre estudió para ser profesora de inglés por lo que pudimos comunicarnos bastante bien, lo cual es difícil a veces en áreas remotas, y además el abuelo era músico. Así que después de la cena tuvimos un concierto, acordeon y clarinette con los niños cantando. Noche inolvidable”.
Y un día antes del quince de septiembre, llegas a Biskek (la capital de Kirguistán) y procedes al cuidadoso empeño de desmontar a Penélope para poder transportarla en el avión, según la normativa de la compañía aérea.
Penélope desmontada y metida en cajas, pero como verás en los próximos días no será este el peor episodio relacionado con tu montura.
Y así, el viernes 15 de septiembre montas en el avión que te lleva a la India. Hay que recordad que este plan alternativo en tu aventura se debe a la imposibilidad de conseguir un visado de garantía para pasar a China y al Népal desde donde Kirguistán; y además la rotunda negativa a atravesar dos fronteras tan conflictivas como las de Afganistán y Pakistán.
Tras, aproximadamente, tres horas y media de vuelo aterrizas en el aeropuerto internacional Indira Gandhi de Nueva Delhi, la capital de la India.
Tu primera impresión, resumida de forma contundente:
“Impresionante. Nunca había estado en un lugar parecido”.
La República de la India es el segundo país del mundo por población, con más de 1240 millones de habitantes. Se trata del origen de la cultura del valle del Indo y una región histórica por sus rutas comerciales y grandes imperios. Cuatro de las religiones más importantes del mundo, el hinduismo, el budismo, el jainismo y el sijismo se originaron allí, mientras que otras religiones como el zoroastrismo, el judaísmo, el cristianismo y el islam llegaron durante el I milenio, dando forma a diversas culturas de la región.
Existen evidencias de los primeros asentamientos humanos en la India hacia el 6000 a. C. y poco a poco se desarrollaron en lo que hoy se conoce como la cultura del valle del Indo, la cual tuvo su florecimiento alrededor del año 3300 a. C. Tras la desaparición de esa cultura, comenzó el período védico, que sentó las bases del hinduismo y otros aspectos culturales de la sociedad india temprana, periodo que terminó en el 500 a. C. Alrededor del año 550 a. C., se establecieron en todo el país muchos reinos independientes y otros Estados conocidos como “majayanapadas”.
Los Imperio Chola, Maurya, Chaukia y los Viyaia son ejemplos de momentos históricos que se desarrollaron en la parte meridional de la península india. La ciencia, los avances tecnológicos, la ingeniería, el arte, la lógica, los lenguajes, las obras literarias, las matemáticas, la astronomía y la religión tuvieron un periodo de prosperidad y desarrollo bajo el patrocinio de estos imperios. .
Tras las invasiones desde el Asia central entre los siglos X y XII, gran parte del norte de la India cayó bajo el dominio del Sultanato de Delhi y más tarde del Imperio mogol. Durante el siglo XVI, la India disfrutó de un amplio progreso cultural y económico, así como de una época de armonía religiosa, desarrollándose el denominado Imperio Maratha.
Por otro lado, desde el siglo XVI, varias potencias europeas como Portugal, los Países Bajos, Francia y el Reino Unido, establecieron puestos comerciales y más tarde sacaron ventaja de los conflictos internos para fundar colonias en el país. Para 1845, la totalidad de la India estaba bajo el control de la Compañía Británica de las Indias Orientales.
En el siglo XX, una lucha a nivel nacional por la independencia fue alentada por el Congreso Nacional Indio y otras organizaciones políticas. El líder indio Mahatma Gandhi concentró a millones de personas en varias campañas nacionales de desobediencia civil bajo una política de no violencia. Así, el 15 de agosto de 1947, la India obtuvo la independencia del dominio británico, al mismo tiempo que las zonas de mayoría musulmana se separaban para formar un Estado independiente, Pakistán.
Desde la independencia, la India ha enfrentado varios problemas de violencia religiosa, clasismo (todavía permanece el sistema social de castas), el movimiento naxalita, el terrorismo y las insurgencias de las regiones separatistas.
Es el país de las vacas sagradas, las castas, el caos circulatorio con millones de bicicletas y bicitaxis (tonga) , las grandes masa humanas…
Tras bajar del avión 30 kilómetros en taxi, 5 kilómetros en bicitaxi y 10 kilómetros en motocarro hasta llegar a tu hotel de descanso.
Y la experiencia en el trayecto ha sido bastante desagradable. Tú la defines como “la India más difícil, buscando aprovecharse de los extranjeros…” Para poder hacer cualquier tipo de traslado, por supuesto con Penélope metida en cajas, te quieren cobrar una barbaridad a ti como persona que solicita el servicio y, de manera sangrante, unas cantidades abusivas por llevar esos embalajes tan preciados para ti. Una auténtica odisea que se vuelve a repetir cuando abandonas Nueva Delhi y quieres trasladarte a Manali, al pie del Himalaya, donde montarás a Penélope y seguirás con tu periplo aventurero.
La ciudad actual de Nueva Delhi fue establecida el 15 de diciembre de 1911, al sur de la ciudad vieja que fue construida por el emperador mogol Shah Jahan. Sin embargo Nueva Delhi recubre el sitio de siete ciudades antiguas y por lo tanto incluye muchos monumentos históricos. La nueva capital fue bautizada New Delhi en 1927 y posteriormente inaugurada el 13 de febrero de 1931 por Lord Irwin, virrey del Raj británico. Nueva Delhi cuenta con dos sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: la tumba de Humayun y el complejo de Qutb.
La metrópolis es la ciudad más poblada de la India (y la quinta más poblada del mundo, con 25 millones de habitantes).
En Nueva Delhi estás cinco días soportando un clima muy húmedo y unas temperaturas sofocantes. Son días haciendo los trámite para visados posteriores y en tus mensajes me hablas de lugares tan curiosos como Bangkok o Timor Oriental que serán tu destino dentro de próximos meses.
Tras la parada en la capital india, el 20 de septiembre (justo cuando en tu añorada Herencia se inagura la Feria y Fiestas) coges un autobús que te ha de llevar al Valle de Manali. Y de nuevo los incidentes se suceden.
En el autobús nuevamente regateando precios para poder portar tus cajas con un peso de 65 kilogramos. Quería pedirte por Penélope el doble de la cantidad que debías tú pagar como pasajero (tú 600 rupias, Penélope 1200). Al final tienes que sacar el carácter y demostrar tu enfado ante unas condiciones tan despiadadas. El viaje de Delhi a Manali cubre una distancia de 450 kilómetros, en un vehículo obsoleto, preparado para 30 personas pero en las que ibáis el doble. El término odisea se asocia con el de sufrimiento para entender las más de 20 horas en las que estuviste dentro del autobús.
Pero los despropósitos no se acaban ahí. Quedando casi 90 kilómetros para llegar a Manali, el autobús se para y todo el mundo se baja. Fin del trayecto y tú con tu carga en mitad de ningún sitio. Al final tienes que coger otro bus, a 5 kilómetros de donde estabas, llegando a él gracias a un motocarro. Por fin, bajo una torrencial lluvia, llegas a Manali.
Como no narrar esa anécdota durante el trayecto en este segundo autobús, cuando atravesando un túnel de cuatro kilómetros, muy oscuro y sin ventilación, el vehículo se para de repente. El conductor desaparece, y ante la incertidumbre de unos cuantos, os bajáis y veis al chófer orinando tranquilamente en una de las paredes del túnel.
Los mensaje recibidos por ti en este martirio indio los conservo para luego reírnos de tus comentarios de desesperación e impotencia ante la sucesión de hechos surrealistas. Por supuesto estás deseando coger de una vez tu bici y volver a pedalear sintiendo la libertad única e incomparable del desarrollo de tu aventura.
La ciudad de Manali, con su estacion de montaña del Himachal (“La morada de las nieves”), se encuentra justo en el corazon del valle de Kullu, tan florido como verde. La urbe se encuentra rodeada de bosques de un intenso tono verde entre colinas y montañas y teniendo próxima a ella el rio Beas.
En estos valles ya empiezas a divisar los famosos cedros del Himalaya y huertas de ricos frutales en terrazas.
Días de lluvia mientras ensamblas a Penélope y esperando que mejore el tiempo para proseguir con tu aventura que tiene por primer destino la ciudad de Leh (a más de 500 kilómetros de distancia). Viendo la silueta por donde discurrirás en las próximas etapas no debo disimular que siento como un escalofrío me recorre la espalda. Etapas durísimas en las que llegarás a alcanzar, ni más ni menos, que los 5328 metros.
Por si fuese poco el rigor de la altitud, estas etapas hay que hacerlas deprisa pues si el invierno adelanta sus severidad es posible que se cierren algunas carreteras lo que imposibilitaría llegar en las fechas que tú tienes previstas a los siguientes destinos.
Amigo Elías, no sé como despedirme de estas chocantes crónicas. Solamente hacerte llegar mi ánimo y el de tantos herencianos que me reclaman noticias tuyas. Te he hecho llegar una foto de la “Hermosona” herenciana que ayer procesionó, entre la multitud, por tu pueblo; todas las ayudas son pocas.
¡¡ Adelante, caballero perleriano !!
Por Ángel Martín-Fontecha Guijarro
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