“En fin, por caminos desusados, por atajos y sendas encubiertas, partieron Roque, don Quijote y Sancho con otros seis escuderos a Barcelona.
(Cap. LXI, 2ª parte de “El Quijote”)
No podía ser menos, y al igual que el inmortal Don Quijote vivió parte de sus últimas aventuras en Barcelona, tú, nuestro Perlé Elías, hoy has llegado a la Ciudad Condal, acercándote más a ese límite nacional que, en breve, supondrá un hito en el acontecer de tu aventura. La frontera se acerca y pronto dejarás atrás tu país para poder considerar tu gesta como un atrevimiento internacional.
Empiezas la presente etapa despidiéndote de esa Tarragona histórica, no hay nada como ver a Penélope testigo de un milenario teatro de la Tarraco romana y, una jornada más, te mueves paralelo al Mar Merditerráneo. La primera localidad que te recibe hoy es Calafell, municipio que es dominado por un antiguo castillo del que ya existen referencias en el siglo XI. Aunque es un pueblo turístico destaca también por una agricultura basada en la vid, cereales y el olivo. Si no fuese por el mar a tu derecha los campos cultivados te harían pensar que te hayas en tu tierruca manchega.
Sigues tu transcurrir ciclista por Vilanova y la Geltrú, otra villa representante del Carnaval catalán con su baile de mantones, los embadurnados con merengue, el sermón del Rey Carnestoltes. Hoy se hermana el carnaval de Herencia con su Perlé como una de las figuras representativas, con el carnaval villanovino y su Moixó Foguer, personaje típico cubierto de plumas.
Pero no hay tiempo para descansos grandes. Hay que superar los 100 kilómetros de trayecto, y los sosiegos y reposos en el día de hoy han de ser escasos.
Y llegas a Sitges, en la comarca del Garraf. Al igual que en la población anterior se cultiva la vid, de la cual se saca el famoso vino de la malvasía. Desde tu montura adviertes su gran infraestructura turística y, como de todos es conocido, es uno de los núcleos turísticos, a nivel mundial, para el turismo homosexual.
Como curiosidad y como aviso para futuros caballeros andantes, Sitges está considerado como el municipio más caro de España, y la tercera de Europa.
Posteriormente te adentras en la comarca del Bajo Llobregat. Es curioso en toda esta etapa como la flora se va alternando, y lo mismo pasas de vides, olivos y cereales a divisar arboledas donde destacan el algarrobo y el pino, y debido al clima seco de la zona has podido divisar cactus o el famoso aloe vera. Durante tu ruta alguna tórtola se atreve a amenizar tu litúrgico pedaleo.
Atraviesas Casteldefels, ciudad grande y como toda la zona con una gran dedicación económica al turismo. Tus prisas poco te han permitido disfrutar de ella, sólo el conocer que su patrona es la Virgen de la Salud nos anima a encomendar nuestros pensamientos a tan divina señora para que te ofrezca esa fortaleza para proseguir con tus etapas viajeras.
Y como portón de entrada a Barcelona te encuentras en L´Hospitalet de Llobregat, cuyo origen se sitúa en el siglo XIII a partir de un antiguo hospital para los viajeros que iban a la capital. Hoy no precisas tú de esa estancia, pues ya tienes tu lugar de descanso en la capital catalana.
Una etapa más, caballero Elías, has tenido un escudero amigo acompañándote en tu discurrir. No es mala señal, que demuestra tu forma de ser abierta y cercana, cuando no te faltan amigos capaces de unirse en tus desplazamientos enamorados por tu convencimiento ante una iniciativa que, para muchos, está repleta de delirios similares a los del Quijano manchego.
Como despedida quiero llamarte la atención sobre tu estancia en Barcelona. Pues hay que recordar como llegados Don Quijote y Sancho Panza al centro de esta ciudad, unos muchachos traviesos les ataron a Rocinante y a Rucio hierbas en sus rabos, lo que hicieron que éstos se volvieran locos. Vigila a Penélope, a ver si todavía van a quedar mequetrefes encantados que quieran divertirse malsanamente con tus posesiones.
Para terminar, y aunque suene a atrevimiento, me despido en la lengua foránea de donde te hallas: “Bona nit i que descansis bé”.
Por Ángel Martín-Fontecha Guijarro
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